sábado, 14 de noviembre de 2009






ALEJANDRO DUMAS Y LA DAMA DE LAS CAMELIAS (I)

ALEJANDRO DUMAS (HIJO):
Escritor francés del siglo XIX que bien podríamos considerarlo entre romántico y realista por su estilo y forma de acercarnos a la sociedad y costumbres de su tiempo. Escribió una obra que considero importante para mí, no tanto por el tema que trata, sino por significar un pasaje inolvidable de su vida, ya que su historia "La Dama de las Camelias", está basada en una apasionada, maravillosa y verdadera historia de amor que tuvo con Marie Duplessis, una cortesana hermosa, joven,vivaz que consagrada al lujo y libertinaje, tuvo un precipitado y triste final, pues una larga enfermedad acabó con la gloriosa existencia de la "mademoiselle".
Gustosa de las flores, decoró su residencia con infinidad de camelias, obsequios de sus amantes, de ahí el pseudónimo que se la otorgó.

Yo, queridos lectores, me atrevo a confesaros algo que realmente nadie sabe y que espero, podáis guardar como uno de vuestros mejores secretos; ahí pues va mi historia; pero antes mis apreciados amigos os pido un último favor: situad en cómoda posición vuestro cuerpo, y abrid de esta manera vuestros sentidos, para poder disfrutar conmigo de esta excelente velada.

............................

Cierto día, paseando por una de las calles de París (prefiero no dar más detalles al respecto), pude apreciar cómo un carruaje que circulaba a gran velocidad pasó por encima de un pliego de papel que se hallaba en medio de la calzada; me incliné tímidamente a recogerlo y observé que era un sobre de color marfil y que iba dirigido a una tal Marie Duplessis; lo abrí con sumo cuidado vigilando que nadie se percatase de este acontecimiento, y podéis imaginar ( los que ahora me estáis leyendo), qué poderosa mano había redactado lo que parecía ser una carta de amor; pues sí, el mismísimo Alenjandro Dumas, de la que paso a dar cuenta.


Querida Marie:

De buen grado vuelvo a dirigirme a vos porque mis pensamientos debo plasmarlos con la tinta de mi pluma o de lo contrario podría tornarme loco. Es tal la fuerza que me infundís que:
- ¿Acaso no podría yo usurpar al cielo su color palideciéndolo, o su inmenso tamaño reducir hasta atraparlo para podéroslo mostrar o incluso regalar?
-¿O quizá, no podría yo secar el mar con el incesante y ardiente aliento que vuestro recuerdo me inspira?...
-Dime, amada mía ¿ Por qué el sonido de la lluvia al caer estrepitosamente contra el suelo, me hipnotiza, pronunciando vuestro nombre?
-¿Por qué el frío y el calor se fusionan traspasando mi ser, cuando vuestra irremediable ausencia presagia?

Tan sólo en mitad de la noche, mientras os sueño, creo encontrar la dicha que me abre la puerta sin llamar, a la eterna felicidad.

-¡Con ventura y gracia recorrería los Campos Elíseos gritando sin cesar que os amo! y besando el suelo por el que vuestros armoniosos pies han caminado, ¡os seguiría sin consuelo, hasta que mi último soplo sin piedad me quitara la vida y ante vuestra figura, acabado me postraría!

Esos amantes que habéis poseído antes que a mí, quisiera yo poder abrazar, y de esta manera sentir vuestro calor y ardor, para que densamente confluyan en mi decrepitado espíritu.

Concededme tan sólo una cita más con la que satisfacer el anhelo de no perderos, devorando vuestra imagen, para en mi retina poderla yo inmortalizar.

Pero...¡ Cuán efímero y frágil es el camino querida mía!
¡Venced a la muerte, y por Dios , que se os tiña vuestra faz de alegría; saboread conmigo el cáliz del amor y que la melodía del alba circule por vuestras ya débiles venas!

Esperando queda mi impaciencia por volveros a ver.


Vuestro por siempre, Alejandro.





Ved, lectores míos, cuán importante es la misiva que poseo, y permitidme que la siga conservando durante muchos, muchos años más; de modo que, guardad con sumo celo esta confidencia que os he relatado, de esta manera confiaré en vuestro silencio.


Continuará.....

No hay comentarios:

Publicar un comentario